lunes, 12 de agosto de 2013

LA ESCENA DE UN CRIMEN BRITANICO

La Escena del Crimen 

Hacía ya casi diez años de la última vez que un caso resuelto por Charlie Wheaver no figuraba en los periódicos del norte de Londres. Ahora se encontraba ante una oportunidad única, la de recuperar el prestigio del cuál alguna vez gozó: una mujer había sido asesinada en una habitación de hotel y él era el primero en la escena del crimen. 

Sin pensarlo dos veces, metió la mano en el bolsillo izquierdo de su abrigo en busca de su libreta, pero en él había algo pesado, frió y húmedo. En ese momento no le dio importancia pues hacía más de una semana que no dejaba de llover. Impaciente, sacó la libreta de su bolsillo derecho y comenzó a apuntar todos los detalles de la macabra escena. Debía ser rápido pues la dueña del hotel había avisado a Scotland Yard, y los agentes Mouldon y Daniel no tardarían mucho en llegar y arruinarlo todo con la torpeza que los caracterizaba. 

Notas de Charles F. Wheaver P. D. (evidencia 74F08) 

“El lugar del delito es el Hotel Atlas, sobre Raleigh Street, al noroeste del centro londinense. Una mujer blanca de mediana edad yace desnuda tumbada boca abajo sobre la cama. Presenta varios cortes profundos por todo su cuerpo, especialmente en sus arterias principales. Se encuentra rodeada por un gran charco de sangre, lo que parece señalar al desangramiento como posible causa de muerte. 

Al voltear el cadáver para una mejor examinación, noto que el cuerpo aún conserva algo de su calor. Estimo que el delito se produjo hace menos de una hora. Además, presenta magulladuras y moretones en su cara, sin duda alguna, producidos por el puño cerrado de un hombre fornido. 

Quizás la víctima se haya desvanecido por los golpes y luego el asesino realizó los cortes para que muriera desangrada. La falta de cualquier tipo de huella ensangrentada es una clara evidencia de que no hubo lucha una vez producidos los cortes, lo que le da mayor validez a mi teoría. 

Sobre la mesa de noche hay un vaso de escocés a medio beber, el pintalabios sobre el borde coincide con el de la víctima. Junto al vaso, encuentro una cartera, dentro de ella la identificación de la victima revela que su nombre es Zafira Giggins de 39 años de edad, nacida en Burnswick. Su nombre me resulta familiar, más conocida como “La Zafiro”, era una de las más codiciadas prostitutas del bar de Ferris, a unas pocas calles de aquí. Probablemente el asesino sea un cliente, uno insatisfecho quizás, aunque lo dudo. La presencia de dinero en su cartera me hace descartar el robo como móvil. 

El cuarto de baño presenta evidencias claras de haber sido utilizado por el asesino para lavarse. Tenues, pero aun así reconocibles, manchas de sangre en sitios clave como el lavabo o la bañera parecen confirmarlo.” 



-¡Scotland Yard! ¡Abra la puerta Wheaver, sabemos que está ahí!- dijo uno de los agentes con voz firme. 

Los agentes Mouldon y Daniel irrumpen en la habitación. Se encuentran al detective privado Charlie Wheaver con una libreta en sus temblorosas manos. Su abrigo está impregnado de sangre. De un pequeño agujero en su bolsillo izquierdo asoma la filosa punta de un cuchillo de cocina.

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